La práctica de la Lectio Divina como eje del Camino de Cuaresma



CUARESMA, CONVERSIÓN, PALABRA DE DIOS, LECTIO DIVINA

 

Alesouri, Sch.P

 

 

El camino cuaresmal

 

La cuaresma está llamada a ser tiempo de gracia, antesala preparatoria de la Semana Santa y la Pascua, como camino de conversión.

 

Podríamos decir que, como camino, la cuaresma conduce a la plenitud, manifestada especialmente en la vigilia pascual en la que la Iglesia entera, encontrándose con la vida nueva que nos ofrece el Señor Jesús Resucitado, renueva las promesas bautismales.

 

Este camino cuaresmal se abrió con el pasaje de Mt 6 (el miércoles de ceniza) proponiéndonos como medios espirituales propios del caminante que inicia este transitar, el ayuno, la oración y la limosna. El ayuno busca propiciar en el caminante cuaresmal conocimiento de sí mismo y trabajar su voluntad. La limosna pretende proyectar la conversión personal al amor social y compasivo a los pobres. Y en el centro de estos dos medios está la oración. 

 

La verdadera fuente de una profunda experiencia de conversión es el encuentro (oración) con el Señor. Es en este sentido en el que la Iglesia nos invita con determinación a que una lectura abundante de la Palabra de Dios (de la Sagrada Escritura) exprese en la liturgia que la oración es medio privilegiado de este recorrido cuaresmal. 

 

La Lectio Divina en la oración personal y en la liturgia comunitaria -en el dinamismo cuaresmal- le da sentido a la ascesis (trabajo interior, ayuno, abstinencia, aprender a renunciar para conocerse a sí mismo y compartir con otros…); y a la limosna (sensibilidad social ante las necesidades de los pobres, acciones concretas de compartir lo que se tiene, las campañas de comunicación cristiana de bienes realizadas en las iglesias locales…).

 

 

El bautismo como culmen de la cuaresma

 

Como la cuaresma nos conduce a la Pascua, y en Pascua renovamos nuestro bautismo, es muy saludable hacer el recorrido cuaresmal acentuando la práctica de la Lectio Divina aprovechando la propuesta de “lectura abundante de la Palabra de Dios” que nos propone la Iglesia en la liturgia de la Palabra de las eucaristías dominicales.

 

Se inspira esta propuesta en la preparación, en la Iglesia antigua, de los catecúmenos (adultos candidatos al bautismo) a través de una cuidada y esmerada catequesis a lo largo de la cuaresma, para celebrar el bautismo en la noche de Pascua. Particularmente las lecturas bíblicas del ciclo A son las que mejor reflejan este eco pastoral de los primeros siglos de la liturgia cristiana.

 

Podemos entender así que las lecturas de cada domingo (la primera lectura del AT con su salmo respectivo, la segunda lectura del NT, y el pasaje del evangelio) son una auténtica catequesis jalonada por el bautismo. El camino cuaresmal es, entonces, renovación de nuestra vida bautismal (eso es la conversión), de nuestra filiación, con todo lo que implica ser y vivir como verdaderos hijos e hijas de Dios. Y la Lectio Divina como práctica de oración a partir de la Palabra de Dios es, como hemos dicho, esencial en este camino.

 

 

Primera lectura: recorrido catequético sobre nuestra propia historia de salvación

 

La primera lectura tomada del AT quiere ser, a lo largo de los cinco domingos de cuaresma, una catequesis sobre la historia de la salvación. El esquema que se sigue en los domingos de los tres ciclos expresa un itinerario con estas etapas: 1 Domingo, los orígenes de la humanidad, libro del Gn; 2D, la figura de Abrahán; 3D, la figura de Moisés; 4D, la tierra prometida; 5D, la figura profética (Ezequiel, Jeremías o Isaías, según el año).

 

Nuestro itinerario para este ciclo A es así:

 

1D: La creación y el pecado de los primeros padres (Gn 2,7-9;3,1-7).

2D: La vocación de Abrahán (Gn 12,1-4a).

3D: Moisés, y la marcha de Israel por el desierto (Ex 17,3-7).

4D: David es ungido rey de Israel (1S 16,1b.6-7.10-13a).

5D: Ezequiel: les infundiré mi espíritu y vivirán (Ez 37,12-14).

 

 

Segunda lectura:  claves para conectar nuestra vida con el Misterio Pascual

 

Los pasajes que corresponden a la segunda lectura están tomados de san Pablo. Los liturgistas ven como criterio de elección de estos textos para el camino cuaresmal que son expresión del misterio pascual; y que son una invitación a ver nuestra vida como historia de salvación relacionándose con el texto del AT en la primera lectura (en este ciclo A solo se relaciona el primer domingo) o con el evangelio de ese domingo.

 

El itinerario paulino alrededor del experiencia pascual en el año A es así:

 

1D: La gracia en proporción mayor que el pecado (Rom 5,12-19). Se relaciona con la 1ª lectura.

2D: Jesús destruye la muerte e ilumina la vida (2 Tm 1,8b-10).

3D: El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado (Rom 5,1-2.5-8).

4D: Caminen con hijos de la luz (Ef 5,8-14).

5D: El Espíritu del que resucitó a Jesús habita en Ustedes (Rom 8,8-11).

 

 

El evangelio dominical: un itinerario para renovar nuestra vida bautismal

 

El centro de esta propuesta catequética como camino cuaresmal de conversión tiene como centro, por supuesto, el pasaje proclamado cada uno de los cinco domingos en la liturgia de la palabra.

 

El ciclo A recoge el camino catecumenal y catequético de la Iglesia antigua como preparación para el bautismo así:

 

1D: Jesús, hijo de Dios, conducido por el Espíritu al desierto es probado (Mt 4,1-11).

2D: La transfiguración en el Tabor (Mt 17,1-9).

3D: El encuentro de Jesús con la Samaritana que busca el agua viva (Jn 4,5-42).

4D: Jesús sana al ciego de nacimiento (Jn 9, 1-41).

5D: Jesús devuelve la vida a Lázaro (Jn 11, 1-45).

 

 

***

 

Que este camino de cuaresma, con la Lectio Divina como núcleo espiritual y dinamizador, nos conduzca a todos la plenitud de la Pascua y de la vida bautismal.

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