Tercer Domingo del TO, ciclo A / Mt 4,12-23
Mt 4, 12-23
Tiempo Ordinario, domingo 3, Ciclo C 22/01/23
EN LOS INICIOS DE LA ESPIRITUALIDAD DEL SEGUIMIENTO
Queremos destacar algunos aspectos de este pasaje (el primero del evangelio según Mateo de los domingos del Tiempo Ordinario de este año 2023) con el ánimo de disponernos mejor para la Lectio Divina.- El arresto de Juan (bautista) incide doblemente en la vida de Jesús. De una parte, motiva su desplazamiento a Galilea; y de otra, motiva también el inicio de la predicación de Jesús (en conexión con la de Juan, pero -a la vez- sobrepasándola).
- A partir de ahora, dejando Nazaret, Cafarnaún será la ciudad de Jesús. Esta apreciación geográfica es importante en el contexto evangélico de Mateo. Este territorio de Zabulón y Neftalí (dos de las tribus de Israel, localizadas en la parte septentrional), invadido en varias ocasiones, era considerado pagano, y por eso, muchas veces rechazado. En esa Galilea de los gentiles inicia Jesús su ministerio; precisamente en un evangelio como el de Mateo, dirigido en un primer momento a judeo-cristianos en conflicto con cristianos procedentes de la gentilidad.
- Es en este sentido que la cita de Isaías (retomada en la primera lectura: Is 8,23b-9,3) viene a iluminar el texto evangélico. Es una característica del evangelio de Mateo, acudir a citas de la Escritura (del AT) mostrando su cumplimiento en la persona de Jesús.
- Podríamos decir que el centro del pasaje de la liturgia de hoy es Mt 4,17. Jesús viene a iluminar al pueblo que habitaba en tinieblas; pero no solo superando una crisis social (como la que está en el trasfondo del texto de Isaías) sino a través del anuncio de algo mucho más esencial y transformador: el dinamismo de la “conversión” (metanoia) por la acción del “reinado” de Dios en la historia y en el interior del ser humano. El último verso del pasaje leído en la liturgia de hoy desdobla el ministerio comenzado por Jesús con tres verbos programáticos: Jesús enseña (en las sinagogas); proclama/anuncia (la buena noticia del Reino); cura (toda enfermedad y toda dolencia).
- A su vida y ministerio, Jesús asocia desde el comienzo a los que serán sus discípulos. Llama para que lo sigan (el verso 19 dice literalmente: “vengan detrás de mí) a dos pares de hermanos: Simón Pedro, y su hermano Andrés. Y Santiago y su hermano Juan. La llamada es clara y contundente; la respuesta es clara y radical: “dejando…, lo siguieron”.
- Es, por decirlo así, la inauguración de la espiritualidad del seguimiento y del ir detrás de Jesús.
Que a lo largo de este nuevo año litúrgico, de estos domingos del Tiempo Ordinario, el Señor mismo nos conceda la gracia de profundizar en la espiritualidad del seguimiento, que comienza escuchando su llamada, dejándolo todo y siguiéndolo (en esto consiste la verdadera metanoia/conversión) para compartir con él su misión: anunciar el evangelio del Reino enseñando y curando.
Alesouri, Sch.P
- El arresto de Juan (bautista) incide doblemente en la vida de Jesús. De una parte, motiva su desplazamiento a Galilea; y de otra, motiva también el inicio de la predicación de Jesús (en conexión con la de Juan, pero -a la vez- sobrepasándola).
- A partir de ahora, dejando Nazaret, Cafarnaún será la ciudad de Jesús. Esta apreciación geográfica es importante en el contexto evangélico de Mateo. Este territorio de Zabulón y Neftalí (dos de las tribus de Israel, localizadas en la parte septentrional), invadido en varias ocasiones, era considerado pagano, y por eso, muchas veces rechazado. En esa Galilea de los gentiles inicia Jesús su ministerio; precisamente en un evangelio como el de Mateo, dirigido en un primer momento a judeo-cristianos en conflicto con cristianos procedentes de la gentilidad.
- Es en este sentido que la cita de Isaías (retomada en la primera lectura: Is 8,23b-9,3) viene a iluminar el texto evangélico. Es una característica del evangelio de Mateo, acudir a citas de la Escritura (del AT) mostrando su cumplimiento en la persona de Jesús.
- Podríamos decir que el centro del pasaje de la liturgia de hoy es Mt 4,17. Jesús viene a iluminar al pueblo que habitaba en tinieblas; pero no solo superando una crisis social (como la que está en el trasfondo del texto de Isaías) sino a través del anuncio de algo mucho más esencial y transformador: el dinamismo de la “conversión” (metanoia) por la acción del “reinado” de Dios en la historia y en el interior del ser humano. El último verso del pasaje leído en la liturgia de hoy desdobla el ministerio comenzado por Jesús con tres verbos programáticos: Jesús enseña (en las sinagogas); proclama/anuncia (la buena noticia del Reino); cura (toda enfermedad y toda dolencia).
- A su vida y ministerio, Jesús asocia desde el comienzo a los que serán sus discípulos. Llama para que lo sigan (el verso 19 dice literalmente: “vengan detrás de mí) a dos pares de hermanos: Simón Pedro, y su hermano Andrés. Y Santiago y su hermano Juan. La llamada es clara y contundente; la respuesta es clara y radical: “dejando…, lo siguieron”.
- Es, por decirlo así, la inauguración de la espiritualidad del seguimiento y del ir detrás de Jesús.
Que a lo largo de este nuevo año litúrgico, de estos domingos del Tiempo Ordinario, el Señor mismo nos conceda la gracia de profundizar en la espiritualidad del seguimiento, que comienza escuchando su llamada, dejándolo todo y siguiéndolo (en esto consiste la verdadera metanoia/conversión) para compartir con él su misión: anunciar el evangelio del Reino enseñando y curando.
Alesouri, Sch.P
