Sobre la LECTIO DIVINA

 


Un camino para recibir la Palabra 

La “Lectio Divina”

 

Mons Bruno Forte 

Arzobispo de Chieti-Vasto

 

¿Cómo leer la Palabra de Dios? 

Un camino bien aceptado para profundizarla y gustarla es la lectio divina, que constituye un verdadero y propio itinerario espiritual en varias etapas.

La primera es la lectio, la lectura propiamente dicha. Lee atentamente, varias veces, un pasaje de la Escritura, y pregúntate: “¿Qué dice el texto en sí?”.

Pasa de ahí a la meditatio, la meditación, que es como un descanso interior: recógete y pregunta a Dios: “¿Qué me dices con éstas tus palabras?” Ponte en la actitud del joven Samuel: “Habla, Señor, que tu siervo escucha” (1 Samuel 3, 10).

Responde, luego, con la oración, la oratio, dirigiéndote así a Dios que te ha hablado: “¿Qué te diré a Ti, mi Señor?”. La respuesta la darás invitando a tu Dios a habitar en la casa de tu corazón, para que transforme tus pensamientos y tus pasos.

Llegarás, así, a la contemplatio, aquel contemplar haciendo, en el cual tu corazón, tocado por la presencia de Cristo, se preguntará: “¿Qué debo hacer ahora para realizar esta Palabra?”, y buscará cómo vivirla.

Atención, inteligencia, juicio, decisión: a través de estas cuatro etapas, vividas en el encuentro con la Palabra, ella será para ti como “lámpara que alumbra en la oscuridad, hasta que amanece el día y el astro matutino amanezca en sus corazones” (2 Pedro 1,19).

Precisamente así, la Escritura podrá guiarte y acompañarte en los caminos de la vida: “Lámpara para mis pasos es tu Palabra, luz en mi camino” (Salmo 118 [119], 105).

A veces podrá parecerte que la Palabra leída no te dice nada: ¡no te desanimes! Vuelve a ella e invoca: “¡Señor, dame vida según tu palabra!” (107). Esta dificultad tuya la vivieron ya muchos antes que tú, Abraham, Sara, Moisés, Jeremías, Ester, el Bautista, Pedro, Pablo. Estos y otros hombres y mujeres de la Biblia, pueden decirte del cansancio y la alegría de creer.

Intenta encontrarlos meditando los textos que narran sus historias con las etapas de la lectio divina: descubrirás cuán cercanos son a tus preguntas, y cómo sus experiencias te hablan.
 
LA PALABRA PARA LA VIDA 

La Sagrada Escritura y la belleza de Dios

Carta pastoral 2006-2007

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