TO - 14 - C / Lc 10, 1-12.17-20
Lucas 10, 1-12.17-20
Tiempo Ordinario, domingo 14, Ciclo C 3/07/22
La semana pasada retomamos, en esta segunda parte de los domingos del Tiempo Ordinario, la lectura del evangelio según san Lucas; precisamente en el pasaje en el que Jesús decide emprender el camino hacia Jerusalén (que será el lugar culminante de la salvación a través de la cruz y la resurrección).
Este camino hacia Jerusalén es educativo: pareciera que Lucas, hombre de cultura helénica, se inspirara en la peripateia (la manera de enseñar caminando de los maestros griegos) para mostrar que Jesús Maestro, mientras va de camino con sus discípulos, realiza con ellos una intensa labor formativa.
Así pues, también nosotros podemos caminar con Jesús durante estos domingos del TO participando de su escuela de discipulado y dejándonos formar por él.
En el pasaje de hoy, Jesús les propone a sus discípulos, por decirlo así, una experiencia de formación que les permita comprender vivencialmente el alcance último del discipulado.
El texto comienza diciendo que designó otros 72 (en la versión griega -los LXX- del AT, aparece en Gn 10 que 72 es el número de los pueblos de la tierra), como indicando que el discipulado alcanza a todas las naciones, pueblos y culturas. “Y los envió”: ya en Lc 9, 1-6 Jesús había enviado a los Doce a anunciar el reinado de Dios. Este verbo griego es “apostello” (enviar), de donde viene la hermosa palabra “apóstol” (enviado).
Se comprende entonces el alcance abarcador del discipulado porque lo que Jesús quiere -formando discípulos- es llegar a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Para este acometido los obreros parecen pocos; y hay que rogar al dueño de la mies que envíe muchos más.
¿Cómo describe Jesús esta misión? ¿con qué características?
- La misión es conflictiva; y hay que tenerlo en cuenta desde el principio: “los envío como corderos en medio de lobos”.
- El discípulo debe ir ligero de equipaje: “sin bolsa, ni alforja, ni sandalias”; sin distracciones: “no saluden a nadie por el camino”; entrando a diferentes casas y ciudades.
- El mensaje que debe ser anunciado es: “digan: el reinado de Dios ha llegado a Ustedes”; “sepan que el reinado de Dios ha llegado” (el texto lo destaca al repetirlo). El anuncio del Reino de Dios es el núcleo de la misión de Jesús.
- Lo primero que deben ofrecer los discípulos es un saludo de paz: evoca el anhelo mesiánico de paz (se relaciona así con la primera lectura, Is 66, que ofrece la visión de Jerusalén como ciudad de paz para que la encuentre todo el que llega a ella; aunque aquí Jesús en lugar de concentrar la paz en Jerusalén, quiere que sus discípulos la propaguen por todas partes).
- Dos veces insiste Jesús en que sus discípulos coman y beban de lo que tengan; que coman lo que les pongan. Probablemente porque la misión itinerante hará que entren en contacto con las costumbres alimentarias de otras culturas, y es importante tener apertura prescindiendo de restricciones cultuales respecto a los alimentos.
- Siguiendo el ejemplo de Jesús en los evangelios, curar a los enfermos será un signo de la proximidad del reinado de Dios.
- Sacudirse el polvo de los pies era una costumbre judía cuando se había visitado lugares extranjeros y paganos. Que los discípulos lo hagan cuando no los reciban subraya aún más que en esa situación no se ha acogido el mensaje del Reino.
Luego de esta experiencia misional, los discípulos se encuentran con Jesús. Lucas resalta la alegría con la que regresan (la alegría es un elemento característico del evangelio lucano). Esta última parte del pasaje expresa que la fuerza del Reinado de Dios somete el mal (la imagen de los espíritus sometidos, y de Satanás que cae, aparece en otros pasajes del NT, por ejemplo, en el libro del Apocalipsis).
De esta manera, los discípulos participan de la alegría de Dios: están vinculados al cielo.
Alesouri, Sch.P