CORAZÓN DE EDUCADOR


EL CORAZÓN DE JESÚS

La fiesta litúrgica  del Corazón de Jesús nos ofrece una buena ocasión para contemplar una hermosa faceta de Jesús como educador y maestro.

En efecto, el mismo Jesús en el evangelio de Mateo nos dice:

"...aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón"  (Mt 11, 29)

 Entremos en las palabras que tejen este texto:

  • Aprender: μανθάνω / manthano. Es, por supuesto, uno de los verbos educativos por excelencia. Y es muy interesante que aquí sea clara y explícitamente el mismo Jesús quien nos invite a "aprender" de él; a dejarnos enseñar por él; a tenerlo como maestro y formador.
  • Manso: πραΰς / praús. Los matices de este adjetivo, cuando se refiere a personas, indican no-violencia, afabilidad, bondad, dulzura, mansedumbre.
  • Humilde: ταπεινός / tapeinós. La carga semántica de este segundo adjetivo parte de una noción espacial: lo poco elevado o bajo; los lugares bajos o a nivel de la llanura. Por eso se aplica a las personas de condición social baja, de escasos recursos, a los pobres, a los humildes, a los necesitados.
  • Corazón: καρδία / kardía. Este término griego hereda la visión semita del "corazón" en la manera de concebir a la persona en la antropología del Antiguo Testamento (expresada en hebreo con la palabra "leb"). No se trata, por tanto, simplemente de un órgano, o de una parte de la persona. El "corazón" es toda la persona vista desde su interioridad. De esta manera, el corazón es el lugar de las emociones, los pensamientos, las decisiones de la persona. 
Jesús Maestro nos propone un itinerario educativo y formativo partiendo de su corazón y de su interioridad que implique nuestro propio corazón, nuestros pensamientos, pero también nuestras emociones, valores, decisiones y opciones. 

¿Pero qué clase de corazón? ¿Qué clase de valores, actitudes y opciones? El horizonte de Jesús es claro: el corazón de los pobres, los mansos y los humildes; los valores de la no-violencia, la dulzura, la ternura, la paz, la bondad, la mansedumbre; la perspectiva "de los de abajo", los necesitados, los humillados. 

En este sentido, podemos concluir que el horizonte educativo de Jesús son las bienaventuranzas (Mt 5,1-12): dichosos los pobres y los humildes.

Con este propósito los invito a leer un breve texto del teólogo Martín Gelabert, OP.

Alesouri, Sch.P


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